martes, 20 de septiembre de 2016

Coliseo Romano

Símbolo de la eternidad de Roma, el Coliseo o Anfiteatro Flavio, como era conocido en época clásica, te transportará como pocos monumentos al esplendor de la Roma Imperial. Su arquitectura casi perfecta le ha permitido subsistir 2.000 años a pesar de los incendios, terremotos y los sistemáticos saqueos que ha sufrido a lo largo de la historia.
El mayor anfiteatro del mundo se levantaba en el corazón de la Antigua Roma. El emperador Vespasiano lo hizo construir en el lugar que ocupaba un gran estanque de la mansión de Nerón, para borrar de este modo la memoria de su odiado predecesor.
Es recomendable comenzar la visita al Coliseo por el exterior, dando la vuelta al monumento para apreciar todos sus detalles constructivos. La perfección técnica alcanzada por los romanos en este edificio resulta asombrosa.
La visita al interior permite contemplar las galerías, gradas, escalinatas, el espacio de la arena, con los subterráneos al descubierto... pero sobre todo hace revivir los espectáculos del mundo antiguo de modo muy intenso. Una buena guía es insustituible en este momento.

El Coliseo
El Coliseo es sin duda uno de los grandes atractivos turísticos de Roma. Ha sido llevado al cine en múltiples ocasiones, destacando sobre todo la reconstrucción digital mostrada en la película Gladiator.
En 1980, la Unesco declaró el centro histórico de Roma, incluido el Coliseo, Patrimonio de la Humanidad. Desde 2000, las autoridades mantienen el edificio iluminado durante 48 horas cada vez que en algún lugar del mundo se le conmuta o aplaza una sentencia de muerte a un condenado.
Este monumento de la Roma Clásica ha sido designado una de Las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno, según la designación honorífica realizada en Lisboa el 7 de julio de 2007, en el marco del concurso New 7 Wonders, organizado por el suizo Bernard Weber, del cual la Unesco se ha desmarcado completamente.

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